De hecho, puede resultar útil pensar a Jonathan Blow como una especie de Thomas Pynchon del gaming, y a The Witness como Gravity’s Rainbow. Él ciertamente aspira a ese tipo de profundidad y dificultad. “Gravity’s Rainbow no te lleva todo el camino de la mano para asegurarse de que entendiste cada párrafo. Está explorando cosas que cree que son interesantes, y si le podés seguir el ritmo, genial. Si no podés, podés regresar en un par de años y verlo desde una perspectiva distinta. Los juegos no parecen tener eso para nada – y es parte de lo que hace al arte profundo e interesante. Es lo que realmente me interesa.”
Como jugadora de videojuegos y lectora de Pynchon, que leyó varios de sus libros incluído Gravity’s Rainbow, estoy muy en desacuerdo con Jonathan Blow y el autor de la nota que decidió compararlo con Pynchon. En parte porque hay muchísimos juegos que exploran cosas que le parecen interesantes a sus creadores y que no llevan a su jugadora de la mano para asegurarse de que toda su intencionalidad quede clara. En parte porque leer a Pynchon es una experiencia que va más allá del esfuerzo que conlleva leer cualquiera de sus libros. Pynchon habla sobre la percepción y la subjetividad humana, sobre los esfuerzos que hace la mente humana para ordenar al mundo, sobre la paranoia y sobre juntarse asiduamente con las peores personas posibles. Las afirmaciones de Blow y el autor de la nota de The Guardian, no le hacen justicia a la experiencia de leer Pynchon, ni a la experiencia de jugar videojuegos. Así que decidí buscar los juegos más Pynchon posibles para que se haga justicia. Los siguientes son mis elegidos.
Hotline Miami (Jonatan Söderström y Dennis Wedin, 2012)
Hotline Miami es un juego en el que sos Jacket, alguien que se dedica a asesinar a mafiosos y otros criminales usando máscaras de animalitos que le dan habilidades especiales. Cada tanto hablás con cabezas de animales misteriosas, a veces comprás cosas en el freeshop de la estación de servicio. A la mitad y al final del juego aparecen personajes nuevos, como una “novia” y un rival, sin muchas introducciones y en contextos que generan más dudas que certezas. Algo que sin dudas es muy Pynchon. Otras de las cosas muy Pynchon de este juego son el hecho de que nunca estás seguro de que las percepciones de Jacket se correspondan en lo más mínimo con la realidad que lo rodea y el nivel de competencia en el medio necesario para atravesar la obra. Hotline Miami es un juego bastante difícil, morís con un solo golpe, morís seguido y cada vez que morís tenés que reiniciar el nivel en el que estás y volver a matar a toda esa gente que ya habías asesinado.
Zak McKracken and the Alien Mindbenders (David Fox, Lucasfilm Games, 1988)
Zak McKracken es la segunda aventura gráfica de la empresa que muchos de nosotros conocemos como LucasArts y que casi todos recordamos por aventuras gráficas como The Secret of Monkey Island, Day of the Tentacle, Loom, Grim Fandango. Zak McKraken no es el primer juego que se le viene a la mente a cualquier jugadora que recuerda a LucasArts con un mínimo de cariño, pero es un juego super Pynchon. Especialmente por su trama que nos cuenta la historia de Zak McKracken, un periodista que trabaja para un tabloide, que por una de esas casualidades de la vida descubre que unos aliens sin narices crearon una máquina que utiliza las líneas telefónicas para volver estúpida a toda la humanidad. Entre otros elementos marca Pynchon de Zak McKracken se encuentran su sentido del humor y el hecho de que es una de las aventuras gráficas de LucasArts más jodidas que existen. Muchos puzzles tienen muy poco sentido y es muy fácil perder el juego y tener que empezarlo de cero.
Horse Master: The Game of Horse Mastery (Tom McHenry, 2013)
Horse Master es un juego sobre sacrificarlo todo para ser el mejor[itg-tooltip tooltip-content=”<p>Adiestrador de caballos.</p>”] Horse Master[/itg-tooltip] que existe. ¿Qué es lo que hace a un buen Horse Master? ¿Por qué existe una Horse Master competition en el universo de Horse Master? Son un par de las muchas preguntas que la jugadora se va a hacer a sí misma cuando juegue Horse Master, pero Horse Master no garantiza respuestas. En Horse Master no existen certezas, solo existís vos, que aspirás a ser un Horse Master, las drogas y tu caballo, que no se parece en nada a los caballos del universo presente y conocido. ¿Vas a poder ser el mejor Horse Master? Sólo podés saberlo jugando Horse Master y siguiendo sus reglas intrincadas y misteriosas. Las drogas, la desesperación y el derrape del Horse Master aspirante, su universo con sociedades misteriosas e incertidumbre existencial hacen de Horse Master un juego Pynchon por excelencia.