Matajuegos hoy cumple cinco años. Jamás se nos ocurrió intentar imaginarnos, allá por su fundación en 2016, cómo se vería un lustro sostenido de crítica y análisis de videojuegos desde una perspectiva social, artística y latinoamericana. Menos que menos nos habríamos imaginado lo que sería alcanzar este número tan redondo y bonito en medio de la crisis global más contundente de nuestra generación (tocamos madera).
En nuestro cumpleaños anterior, borraches de soberbia, dijimos (a) que la pandemia no podía afectar el paso del tiempo, y (b) que no íbamos a bajar los brazos. El consenso popular indica que la primera de esas dos declaraciones era una mentira descarada, o al menos uno de los pilares sociales que se desmoronaron primero. La segunda declaración tampoco era tan confiable: nuestros brazos no se desplomaron por completo, pero están bastante más abajo que por entonces.
La pandemia nos afectó de mil maneras, tanto en lo individual como en lo grupal. Bah, en lo individual y por lo tanto en lo grupal. Para lidiar con eso, y reestructurarnos en torno a esta nueva normalidad, utilizamos una buena porción de la energía que en otras circunstancias habríamos dedicado a escribir, editar, organizar y producir contenido crítico. 2020 no fue nuestro año más prolífico ni por asomo, y confiamos en que ustedes sabrán comprender.
Sin embargo, vamos a aprovechar este espacio para repasar los proyectos que sí logramos encarar desde el aniversario previo, contra viento y marea.
Calendario
En marzo, continuamos nuestro formato Matajueguitos de curaduría virtual y recomendaciones rápidas de juegos, que hasta entonces había tenido un solo episodio. Con el estreno de la segunda y tercera entregas, ya podemos decir que se trata de una serie de videos sin que nos miren raro.
En abril sacamos un video sobre movimientos de derecha extrema en el mundo angloparlante de los videojuegos, y el impacto que tienen en la cultura de juegos latinoamericana. Como tiende a ocurrir en estos casos, el estreno nos mereció muchos mensajes de apoyo pero también muchas declaraciones de enemistad.
A mediados de 2020, en un punto incierto que no ha quedado registrado de manera pública, empezamos a indagar en uno de los proyectos matajueguiles que más nos ilusiona: la constitución de Matajuegos como cooperativa de trabajo.
A decir verdad, hay mucha energía y tiempo que no dedicamos ni a publicar en el blog ni a sobrevivir la cuarentena. La dedicamos, en cambio, a hacer un montón de trámites y tener muchísimas reuniones enriquecedoras con miras a que nuestro proyecto tenga, finalmente, después de cinco años de trayectoria, personería jurídica.
En estos cinco años, Matajuegos nos demandó mucho tiempo, y siempre fue a pulmón, sin un centavo de por medio. Elegimos el formato de cooperativa porque nos permite armar un proyecto sustentable y con posibilidades económicas (que estarían más limitadas en una fundación u ONG) pero sin abandonar la estructura horizontal e igualitaria que más responde a nuestras sensibilidades (y que perderíamos si hubiéramos armado una empresa jerárquica convencional con fines de lucro). Fueron muchos meses de planificación, de un proceso que todavía continúa, pero el trámite de inscripción está en los últimos pasos y ya estamos emprendiendo proyectos nuevos en su nombre, si bien todavía no oficialmente en los papeles.
¿Y de qué tipo de proyectos estamos hablando? Bueno, la idea de esta cooperativa es añadir a Matajuegos un ala de creación de videojuegos, además del trabajo de crítica que nos viene caracterizando. Este pequeño blog de análisis y cultura se está transformando en un estudio de desarrollo independiente. Es un añadido que nos entusiasma mucho, aunque honestamente no nos sorprende: acá todes éramos desarrolladores de juegos antes de fundar este colectivo y nunca dejamos de serlo.
En julio, como para que no se atrofie el músculo podcastero, sacamos un nuevo episodio de En busca de Porko, esta vez en torno a la carrera de nuestro miembro más elusivo, Santiago Franzani.
También aprovechamos para ofrecer nuestro apoyo público y asistencia a activismo de videojuegos que, si bien no forma parte de Matajuegos, está muy alineado con nuestra perspectiva general. Dos buenos ejemplos fueron la Game Jam Antifascista en agosto y la Arde el Delta GameJam en septiembre.
En octubre tuvimos el agrado y el privilegio de ser entrevistades para ROMchip por Guillermo Crespi, amigo del blog y eminencia de la historia de videojuegos en Argentina, cuyo podcast Modo Historia les recomendamos escuchar. La entrevista, publicada en diciembre, indaga en detalle sobre la historia de Matajuegos hasta la fecha y nuestros valores a la hora de encarar el trabajo que hacemos.
Los últimos días del año los dedicamos a la creación colaborativa de Onda verde 2020, la segunda edición de nuestra marcha virtual por los derechos reproductivos en Argentina. Esta entrega contó con un final más feliz que la anterior, ya que el Senado Argentino se puso las pilas y las personas gestantes del país empezaron un 2021 con algunos más de los derechos que se les vienen negando históricamente.
Conclusión
2020 nos pasó por encima como una aplanadora y no pudimos hacer nada, y sin embargo hicimos de todo. El repaso de recién ni siquiera menciona los juegos que sacamos individualmente, como el metroidvania de inspiración mapuche que publicó en octubre David junto con el equipo de Cuatro Assets o, en un estilo completamente diferente, la novela visual de inspiración fálica que publicó en noviembre Rumpel junto con el equipo de Orbis Tertius.
Queremos volver a trabajar en el blog cuando tengamos los recursos mentales y emocionales para hacerlo, pero ustedes también saben que a nosotres nos gusta experimentar con nuevos formatos y direcciones creativas. El año pasado nos cascó demasiado como para que ahora intentemos predecir qué nos depara el futuro. Venga lo que venga, les prometemos mantener las cosas interesantes y esperamos que ustedes nos sigan haciendo compañía.
Imagen: Morte di Giulio Cesare (Vincenzo Camuccini)